miércoles, 17 de abril de 2013

Evangelio según san Juan 6, 35-40

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed. Pero como ya les he dicho: me han visto y no creen. Todo aquel que me da el Padre viene hacia mí; y al que viene a mí yo no lo echaré fuera, porque he bajado del Cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y la voluntad del que me envió es que yo no pierda nada de lo que Él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en Él, tenga vida eterna y yo lo resucite en el último día”.
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¡Que onda chavales!

¡Hermoso el evangelio de hoy!
¿Por qué? ¡Sencillo!
Dios siempre tiene la mirada puesta en nosotros, por eso nos da tantos regalos y muestra de su amor.

¿Sabes cuáles son? ... Pues la Eucaristía y la reconciliación  En ellos encontramos el manantial de bondad y misericordia que nos lleva a acércanos más al Padre. Pongámonos las pilas y pensemos en recuperar todo aquello que nos hacer ser dignos hijos de Dios haciendo cosas buenas que agraden a nuestro amigo y acercar a los que están perdidos en otros caminos.
Creamos pues y resucitemos de nuestra vida pasada para ahora emprenderla en los bienes de Dios y mantener esa comunión con él.
Como dice San Pablo: "Si Dios esta conmigo, ¿quién contra mí?"
No perdamos todo aquello que nos ha dado nuestro amigo y eso es el ser hijos de Dios.

¡Nos leemos mañana!
¡Saludos! (:

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