viernes, 6 de septiembre de 2013

Evangelio según san Lucas 5, 33-39

En aquel tiempo, los fariseos y los escribas le preguntaron a Jesús: “¿Por qué los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oración, igual que los discípulos de los fariseos, y los tuyos, en cambio, comen y beben?”. Jesús les contestó: “¿Acaso pueden ustedes obligar a los invitados a una boda a que ayunen, mientras el esposo está con ellos? Vendrá un día en que les quiten al esposo, y entonces sí ayunarán”. Les dijo también una parábola: “Nadie rompe un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque echa a perder el nuevo, y al vestido viejo no le queda el remiendo del nuevo. Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo revienta los odres y entonces el vino se tira y los odres se echan a perder. El vino nuevo hay que echarlo en odres nuevos y así se conservan el vino y los odres. Y nadie, acabando de beber un vino añejo, acepta uno nuevo, pues dice: ‘El añejo es mejor’ ”.
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¡Quiubas!
Este Evangelio nos manda un exhortación a que hagamos una introspección de nuestros actos.
Debemos ir con una ctitud renovada a anunciar a Cristo, sin perder su ESENCIA ya que es lo que da vida.
Salgamos al encuentro pues del prójimo para el bien del Reino de Dios y extender su amor a todas sus creaturas. El mismi Papa Francisco nos ha hecho la invitación a que salgamos a buscar a aquellos que se han alejado de la causa de Dios o que se han decepcionado de la Iglesia por actos de los cuales hay que ser muy concientes de que no debemos de estancarnos ahi, sino de buscar la palabra en la vida misma.
Me encanto la ultima parte del Evengelio que dice: 
Y nadie, acabando de beber un vino añejo, acepta uno nuevo, pues dice: ‘El añejo es mejor’ ”.
Esto es que lo que da la vida, ese vino que es mejor es la presencia real de Cristo en nuestras vidas siendo hombres y mujeres nuevos.
¡Hasta la próxima! :D

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