En aquel tiempo, Jesús llegó a su tierra y se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal forma, que todos estaban asombrados y se preguntaban: “¿De dónde ha sacado éste esa sabiduría y esos poderes milagrosos? ¿Acaso no es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama María su madre y no son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Qué no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde, pues, ha sacado todas estas cosas?”. Y se negaban a creer en Él. Entonces, Jesús les dijo: “Un profeta no es despreciado más que en su patria y en su casa”. Y no hizo muchos milagros ahí por la incredulidad de ellos.
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Que onda hijos de Dios!!
Hoy aqui con un evangelio... verdadero!
Esta reflexión la hemos escrito ya varias veces, pero creo que es necesario repetirla... y preguntarnos ¿Cuántos de nosotros hemos sido jueces de personas así? que quieren evangelizar pero no se los pertmitimos del todo por el simple hecho de ser de nuestra ciudad o nuestra parroquia..y por ende: "a ese yo lo conozco" ¿no?...
Cambiemos nuestra actitud... YA, paremos de criticar y juzgar a esos que quieren luchar por un mundo mejor
NOS LEEMOS MAÑANA
CIAO!
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