Evangelio según san Marcos 12, 13-17

En aquel tiempo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos le enviaron a Jesús unos fariseos y unos partidarios de Herodes, para hacerle una pregunta capciosa. Se acercaron, pues, a Él y le dijeron: “Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa lo que diga la gente, porque no tratas de adular a los hombres, sino que enseñas con toda verdad el camino de Dios. ¿Está permitido o no, pagarle el tributo al César? ¿Se lo damos o no se lo damos?”. Jesús, notando su hipocresía, les dijo: “¿Por qué me ponen una trampa? Tráiganme una moneda para que yo la vea”. Se la trajeron y Él les preguntó: “¿De quién es la imagen y el nombre que lleva escrito?”. Le contestaron: “Del César”. Entonces les respondió Jesús: “Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. Y los dejó admirados.

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Al cesar lo que es del cesar...

A nuestro Dios le pertencen nuestra alma, y con ella vienen entonces muchas actitudes...lo material es del mundo mis hijos de Dios!!...ahora, si nosotros pertenecemos a Dios, entonces a Dios lo que es de Él no?...osease que tenemos que dejar de ser del mundo, este mundo materialista y lleno de sistemas sociales y económicos que terminan por alejarnos de nuestro Padre, y de la verdadera razón de nuestra existencia en este mundo. Este mundo que nos ofrece tentaciones como el dinero, y los excesos son el Cesar de nuestro tiempo... A Dios no le interesa cuanto dinero donas o cuanto has reunido, si no que tan fuerte es tu alma para amar...esa debe ser nuestra preocupación: ser a los ojos de Dios un hombre bueno y santo. 

Que nos falta entonces por hacer...pensemos y dejemos este día al Espíritu de Dios iluminar nuestro pensamiento para que sea Él quien obre por nosotros y cambie nuestras actitudes...

Nos leemos mañana hijos de Dios.

CIAO!!